lunes, 13 de abril de 2015

CASA DE LAS BOLAS









                                 Este edificio se encuentra entre las calles Alcalá, Goya y General Díez Porlier. Se trata de un grupo de varios bloques de viviendas levantadas sobre una parcela triangular, con singulares torreones circulares de los ángulos de la calle de Alcalá.








                          Se construyo entre 1885 y 1885, siendo el arquitecto Julian Marín, y se trata de una de las primeras intervenciones en el sector Suroeste del Ensanche de Salamanca. Enfrentada a su lado mayor, partía la Avenida, hoy de Felipe II, que conducía a la inmediata y antigua Plaza de Toros, la cual, obra de Rodríguez Ayuso y Álvarez Capra de 1874, debió sin duda favorecer a su edificación. Así, sobre el solar se levantó un conjunto de cinco edificios de viviendas independientes entre sí y originalmente destinados al alquiler a familias de la clase media. Son notables las balconadas corridas de forja y las terrazas retranqueadas, que rompen la monotonía y marcan las divisiones verticales, aunque lo más destacable y singular son los torreones circulares de los chaflanes de la calle de Alcalá, de traza neoárabe, como referencia a dicha Plaza de Toros.









                   Son notables las balconadas corridas de forja y las terrazas retranqueadas, que rompen la monotonía y marcan las divisiones verticales, aunque lo más destacable y singular son los torreones circulares de los chaflanes de la calle de Alcalá, de traza neoárabe, como referencia a dicha Plaza de Toros. Su factura es similar, pero no igual, con distinta distribución de huecos y elementos ornamentales, observándose en común el uso del ladrillo tricolor, azulejos policromados, tramas romboidales, arcos de herradura, mocárabes y cupulillas de coronación, así como singulares esferas incrustadas, plateadas y de otros colores brillantes, a las que debe el nombre el conjunto. Gran parentesco guardan estas torres, con la que dentro del barrio del Madrid Moderno proyectó para los hotelitos de esquina el mismo Julián Marín, con un tema decorativo parecido, que hace reconocible su estilo, a juicio de Répide, “original, pero chocarrero”. El lamentable estado que presentaba este grupo de casas, algunas con profundos problemas estructurales e incluso pérdida de elementos consustanciales, obligó a su rehabilitación y reconstrucción, individualizada por la diferencia de propiedades, pero en cualquier caso cuidadosa y respetuosa, y fundamentada en la documentación existente, lo que ha permitido, en gran medida, la recuperación de su fisonomía original.

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